“Tengo raíces, pero floto.“ — Virginia Woolf, Las Olas.
PERFORMANCE
AWA es una performance creada como elogio al AGUA. Lo femenino, lo receptivo, lo fértil, lo Yin.
Se plantean en escena elementos rituales como el agua, la sal, tules y sedas, el color blanco y el azul, flores y dos interpretes, Natalia López y Clàudia Reig, que transitan entre la mujer y la deidad. Ellas, vestidas por las estilistas Meri Ananda y Noelia Barberá, son la personificación de la voz del conocimiento femenino que cubre su cara porque su rostro contiene tal potencia que con tan solo una mirada podría culminarnos. El conocimiento hay que preservarlo, hay que protegerlo, transmitirlo con su debido ritual sagrado.
Toda una filosofía caracterizada por un movimiento pausado, fluido, sensual, constante, donde el contundente poder del gesto vuela la imaginación del espectador transitando por figuras y diosas arquetípicas envueltas en un trance que induce hipnóticamente a aquello más bello que nos regala la existencia; La Presencia.
INFORMACIÓN TÉCNICA
Duración de la performance 10 a 15 min.
Necesidades técnicas de sonido, altavoces, mini Jack o bluetooth para la base musical más micro para la cantante invitada especial Vilma Thalén.
Necesidad de espacio 4×5 m. Adaptable al lugar de la presentación.
Elementos usados durante la performance: Sonido agua de bambú, sal, flores y o pétalos azules, agua, cuencos, aceites esenciales, cordón azul, pintura plateada en las manos, etc.
FILOSOFIA
“Música y movimiento confluyen en un mismo trance donde los arquetipos viven a través de las intérpretes y como resultado se crea el acto dancístico.”

Encontramos mitos en que la danza es una actividad por la cual el mal es vencido, otros en el que la danza sirve para infundir o devolver las ganas de vivir y salir de estados melancólicos. También está unida a la idea de fertilidad, e incluso la danza tiene su lugar en el terreno bélico. En las religiones antiguas danzar es sinónimo de viaje a otra dimensión, es llegar a ese lugar que hemos acordado sea: in illo tempore. Es escapar de la realidad más inmediata a un lugar donde esta no puede alcanzarnos, y eso, aunque sea tan sólo momentáneamente, es per se una victoria. En ese lugar cree el ser humano renovarse para volver a luchar en esa emocionante y a la vez dolorosa guerra continua a la que llamamos vida. Por tanto, la danza es un don divino, es fertilidad, es comunión con los dioses y con uno mismo, es hallar las fuerzas para seguir luchando, y por todo ello, la danza es una actividad sagrada.
Para la creación de esta pieza hemos cogido como referencia artística la Mitología Afroamericana. Entendiendo la danza como resultado de un contexto socio-político-cultural. La religión yoruba llegó al continente americano de la mano de los habitantes nigerianos. Entre el 1523 y 1853 d.C. llevaron más de 1.300.00 esclavos procedentes de África. Los esclavos fueron obligados a abandonar toda creencia que no fuese el cristianismo, sin embargo, fieles a sus orígenes y a sus creencias no cedieron, sino que reagrupándose idearon una forma de enmascarar a sus divinidades para poder adorarlas a toda costa. En un inteligente intento de asegurarse la tranquilidad de sus amos, tomaron a los santos católicos con alguna similitud o característica común a cada uno de sus Orishas y los sincretizaron.
En la religión yoruba Yemayá es la madre de los Orishas y reina del mundo, dueña de la superficie de los océanos y de las zonas costeras, generosa y protectora con sus hijos. Las “hijas de santo”, durante sus rituales, son poseídas por la deidad a la cual están consagradas.
“El sonido que procede del más allá lleva de inmediato al bailarín a La euforia dionisíaca, la posesión mística y la ilusión del contacto con los dioses, que en todos los tiempos y gentes han sido delirio de superación, evasión hipnótica, consoladora esperanza y resignación de la impotencia que provoca el devenir de la vida y los males que acechan al ser humano como ser racional.” – Oritz Fernando.
A nivel arquetípico la danza connota, fuertemente, la fertilidad. Yemayá, por ejemplo, realiza unas danzas verdaderamente impresionantes y vistosas, en la formación de “remolinos de agua” con su vestido. La madre de los Orishas goza de l danza girando sin parar. Por su parte Oshún, la gran bailarina por excelencia entre las Orishas femeninas, representa la sensualidad, el estado embrionario por ser la patrona de las aguas dulces, regalo de su madre y hermana Yemayá: según el patakí de que se trate. Siempre su relación es muy estrecha pues son ocanini, “un solo corazón”, “hermanas del alma”. También es dueña de los ríos, los cuales fertilizan la tierra allí por donde alcanza su cauce, realiza unas danzas coquetas, bellas y sensuales de marcado carácter sexual, incitando con sus toques pélvicos a los fieles varones que estén cerca de ella durante las ceremonias.
Los yorubas, adoran a la naturaleza ya que al fin y al cabo la mayoría de los Orishas son fuerzas y fenómenos de la naturaleza deificados. La danza como tal es una actividad valiosa y sagrada, además es una poderosa herramienta para sus practicantes, con la que creen poder establecer una comunicación con sus deidades.
AWA. El agua, energía femenina. El agua en el agua. Una tela azul transparente que flota en el agua. Las olas dentro del agua, del mar. La sal como espuma petrificada que permite el nacimiento de todos los seres. El mar como movimiento, el agua que fluye, que hace que las cosas fluyan, cambien de forma. La fluidez del movimiento. Agua salada que engulle y disuelve. El mar, océano profundo, sin fin. Ancestro Vivo.
Una danza imita siempre un acto arquetípico o conmemora un momento mítico. En una palabra, es una repetición, y por consiguiente una reactualización de “aquel tiempo”.
*ELIADE, Micrea: El mito del eterno retorno.
REFERENCIAS ARTÍSTICAS
Yemayá que posee dos danzas; en una de ellas simula las olas del mar con las palmas de las manos, gira vertiginosamente imitando los remolinos, y avanza hacia delante y hacia atrás también, al igual que las olas en la costa. En la otra hace como quien está remando, alternando los brazos a cada lado del cuerpo.
Oshún: Dueña de la miel, de las aguas dulces de los ríos, del dinero y del oro, y señora del amor y del sexo; tiene varias danzas, inclusive se las conoce también como Bailarina de los cinco pañuelos, en algunas hace como que se está peinando mientras se mira en un espejo, pues se dice que es muy coqueta. En otras, agita los brazos por encima de su cabeza para sacudir sus diez pulseras, cinco en cada mano, pues su número es el cinco y sus múltiplos. Esta postura hace que se marquen sus bellas curvas, y a la vez mueve la pelvis provocando con su sensualidad a los hombres que haya a su alrededor. En otras hace como quien saca del río con las manos para lavarse.
AWA se estrena en Agosto 2020 en el Agroturismo Atzaró Ibiza. Invitadas a formar parte de la exposición de arte por parte de las artistas del colectivo https://www.artcollectiveibiza.com/#0 .

EQUIPO
Performers y diseño coreográfico: Natalia López Santa Cruz y Clàudia Reig.
Cantante invitada especial: Vilma Thalén.
Estilismo y vestuario: Meri Ananda y Noelia Barberá.
Bodypainting: Giada Gilardoni
Composición musical: inspiradas por Ben Frost – Theory of Machines.

CONTACTO:
+34 695486507