MUD GALLERY/Animales de hermosa piel – La Intrusa

23/04/2017 Por Clàudia Reig Martín

La intrusa formada por Virginia García y Damián Muñoz des de 1996 nacida en Vitòria y residente en Barcelona, ha sido galardonada recién por el premio Nacional de Danza del Ministerio de Cultura en el 2015 celebrando a sí sus 20 años de trayectoria. La compañía ha recibido internacionalmente diferentes premios tanto por sus creaciones escénicas como por sus proyectos audiovisuales. Mud Gallery / Animales de hermosa piel, ha sido nominada por los premios Max de danza 2017 a la mejor interprete femenina.

El pasado fin de semana asistimos a la obra representada en el Mercat de les Flors con Violeta Iriberri alumna del CSD (Estudios de la especialidad de coreografía del conservatorio superior de danza del Institut del Teatre).  Violeta nos expone su visión de la obra a continuación:

Animales de hermosa piel genera un clima denso entre sus personajes; enquistados en la frustración personal ante el fracaso de su historia, desencadenan una colección de obsesiones que se traducen en escena a través de poderosas imágenes visuales. Ellos tratan de resistir dentro de la constante evolución narrativa, desde su madurez y con una potente fisicalidad corporal que va desanudando los conflictos.

La escena está en un constante reajuste donde van acumulándose elementos escénicos llenos de significado. Cada imagen que se propone es desplazada por la siguiente, añadiendo residuos que no llegan a un reseteo que lo vacíe todo. Imágenes muy claras que apoyan al movimiento y esclarecen con precisión situaciones psicológicas. Todo un despliegue de objetos y materiales que llevan a imaginarios de diferentes reflexiones, apoyados en un cuidado espacio sonoro y una detallada iluminación muy efectista.

La Intrusa traduce este combate frágil en una lucha entre el abandono y la supervivencia de uno mismo. Todo ello se acumula hasta congestionarse en el cuerpo y en la plasticidad de la escena, caída tras caída resistiendo. Una extraña piel con la que nos cubrimos a fin de protegernos de nuestro impredecible comportamiento animal. Una extraña piel que se hace fronteriza ante el otro, pero que al ser limpiada de todas esas capas de sedimentos acumulados, queda fortalecida y llena de voluntad en un caminar unísono.